Lo peor de tomarse unos días de vacaciones y aprovecharlos para visitar otras ciudades y destinos es, sin lugar a dudas, el tener que dejar solas a nuestras mascotas. A pesar de que procuramos dejarles preparados los víveres suficientes para que puedan subsistir sin problemas mientras dure nuestra ausencia, para ellas nada es lo mismo. Sin nadie a quien ofrecer su cariño y su lealtad, los días se hacen más largos y pesados para nuestros geniales compañeros.
Disfrutar de los días de vacaciones con nuestras mascotas es una tendencia que cada vez se está poniendo más de moda. Una moda que es positiva y que impida que, cada año, miles y miles de animales convivan en soledad sufriendo el riesgo de quedarse sin agua, sin comida, o simplemente a merced de cualquier problema o contratiempo.
Mi mujer, mis niños y yo solemos marcharnos durante la última semana de agosto a las Islas Canarias a disfrutar de un clima más templado que el de la Península y que a su vez es de un carácter mucho más paradisíaco. Hasta hace un par de años, la costumbre que hemos venido manejando ha consistido en dejar a nuestro perro, Blacky, en casa. Por suerte, uno de los hermanos de mi mujer siempre ha podido encargarse de él durante nuestra ausencia, procurando que no le falte de absolutamente nada.
El pasado mes de agosto, el hombre nos confirmó que aquel año le iba a ser completamente imposible hacerse cargo de Blacky al tener que viajar a Estados Unidos por motivos laborales. En nuestra cabeza resonaba entonces una pregunta: “¿qué hacemos ahora?” Teníamos que buscar una solución y lo teníamos que hacer rápido, puesto que el calendario marcaba ya los últimos días de julio para cuando mi cuñado nos informó de sus planes.
Decidimos que había llegado la hora de llevarnos a Blacky de vacaciones. Mirándolo bien, aunque se trataba de una situación bastante peculiar para nuestras costumbres, el animal se había ganado el derecho a viajar con nosotros con todas las de la ley. Por eso empezamos a obtener información acerca de cómo podríamos trasladarle hasta El Puerto de la Cruz, el municipio tinerfeño al que acudimos cada verano.
Navegando por la red encontramos Animales por Avión, una empresa que se dedicaba a gestionar todo lo referente al transporte de animales. Sabíamos de antemano que Blacky no iba a poder viajar con nosotros, pero desde luego poder contar con un medio de transporte que nos permitiera disfrutar del cariño y la afabilidad con la que nos obsequiaba nuestro perro cada vez que nos veía era algo supremo, y más durante nuestras vacaciones.
Un servicio óptimo y seguro
Animales por Avión nos daba la posibilidad de que Blacky contara,durante el trayecto, con la atención necesaria por parte de profesionales dedicados al cuidado de animales y veterinarios. Aunque no viajara a nuestro lado, estábamos bastante tranquilos porque confiábamos en un servicio de primer nivel y cuyo precio no excedía de lo que queríamos gastar en nuestras vacaciones.
La hora de partir llegó y, para cuando llegamos al aeropuerto de Tenerife, quisimos saber si el transporte de Blacky había llegado ya y cómo había transcurrido. No tuvimos que esperar prácticamente nada para tener las primeras noticias: el vuelo se había desarrollado con absoluta normalidad y nuestro perro se había completado a las mil maravillas, ayudado y atendido por un especialista que fue el encargado de comunicarnos que el vuelo se había desarrollado sin incidencias.
Contentos con el servicio que se nos había prestado, para la vuelta no tuvimos problema en volver a elegir la misma empresa para que se encargara de llevar al perro al aeropuerto de Madrid-Barajas. De nuevo, todo salió bien y pudimos reencontrarnos con un Blacky que, como siempre, se volvió loco al vernos.
Que mi cuñado no pudiera encargarse de nuestra mascota el verano pasado ha constituido, al final, una auténtica ventaja ya que ha sido esto lo que nos ha permitido pasar unas inolvidables vacaciones junto a ella. Si acostumbramos a disfrutar enormemente durante esa última semana de agosto, el año pasado lo hicimos por partida doble. Para este 2017, ya tenemos muy claro lo que debemos hacer.
Si no quieres avión quédate en la península
Otra opción es coger el coche y visitar algunas casitas rurales donde, gracias a los dioses del Olimpo, permiten el alojamiento con animales. Yo personalmente os recomendaría El Cortijo el Sapillo, donde tanto yo como Blacky lo pasamos bomba, peor os puedo asegurar que hay este tipo de alojamiento por toda España. Es cuestión de buscar.