Los hay de cartón, de madera reciclada, convertibles, fabricados con palets o con troncos e incluso con material de forja recalado, los hay de mil estilos, rústicos, modernos, barrocos, chill out, y los hay incluso para alquilar. Así son los nuevos muebles ecológicos que cada vez están calando más en nuestra sociedad y ya podemos encontrarlos prácticamente en cualquier gran superficie, tienda físico u online y comercios especializados.
Antes de nada debemos dejar claro que el concepto de mueble ecológico no es el que todos estamos pensando ya que, además de ser ese mueble que se ha fabricado sin contaminación y que no contamina, puede ser también un mueble reconvertido que nos da la posibilidad de reutilizar en lugar de comprar uno nuevo, o también ese mueble que hemos construido nosotros mismos o un artesano con materiales reciclados. La amplitud de esta categoría es bastante amplia y tiene un sentido bastante lógico.
Mientras que antes los muebles se fabricaban para que durasen años, muchos años (recordad cómo la casa de la abuela siempre ha tenido los mismos muebles y siguen estando en perfecto estado), ahora los muebles se tienden a fabricar para que caduquen, pasen de moda o se estropeen con el paso del tiempo. Esto provoca un gasto innecesario de materia prima que no sólo obliga a talar árboles sino que además, provoca un exceso de contaminación en el medio ambiente durante su proceso de fabricación.
Grandes superficies
Así, multinacionales como Ikea o grandes tiendas especializadas como Dismobel se suman a esta campaña que aboga por las diferentes formas de reutilizar sin comprar nada nuevo.
Por un lado Ikea plantea el alquiler y la recompra de sus muebles para evitar que se desechen. La campaña se ha iniciado en Japón y gira en torno a la idea de la “economía circular”. Se trata de un experimento de alquiler mobiliario para satisfacer a aquellos indecisos que cambian de gusto con facilidad o por necesidad, si sale bien se exportará la idea a otros países. Pero está no es la única acción que está promoviendo el gigante sueco, sino que también recompra sus propios muebles y los revende en la sección “El desván de las oportunidades”, una acción que se implantará en todas las tiendas a lo largo de este 2018.
Por otro lado, Dismobel, el gigante online de los muebles y la decoración de hogar, aboga ahora por los muebles reutilizables y transformables de modo que unos padres pueden comprar a su hijo recién nacido una cuna que, posteriormente se convertirá en cama, cajonera, escritorio y estantería, no teniendo que comprar una segunda habitación en cuestión de dos años.
Reciclaje
Cajas de madera, palets, estructuras viejas de forja, troncos, muebles antigüos… cualquier tipo de material, incluso el cartón, puede ser susceptible de acabar convirtiéndose en un bonito mueble a medida, original y único. Incluso hay quien fabrica sillones de oficina con botellas de plástico ¿y por qué no?
Nos empeñamos en comprar y gastar en productos fabricados por millones, sin originalidad ninguna y sabiendo que hay miles de ciudadanos con nuestro mismo salón, o dormitorio, y si queremos un poquito de exclusividad acabamos teniendo que pagar cinco veces el valor real del mueble para que sea especial y diferente, a pesar de que sabemos que al final siempre habrá alguien que tenga uno muy similar ¿Y todo para qué? Tenemos al alcance de nuestra mano la posibilidad de crear cosas únicas, reciclables y recicladas, y seguimos empeñándonos en comprar los mismos productos, cortados todos por el mismo patrón, sin apenas diferencias entre sí.
Pero la realidad es que no son muchas las empresas o artesanos que fabrican muebles íntegramente ecológicos, aunque la creciente conciencia por la sostenibilidad hace que cada vez más fabricantes incorporen a su producción nuevas formas de trabajar con materiales respetuosos con el medio ambiente.
Estos muebles pueden estar fabricados con madera, fibras vegetales, hierro, cartón, alabastro, piedra y casi cualquier otro tipo de material reciclado, incluso algunos fabricantes y artesanos optan por dejar el mueble en bruto para no tener que emplear residuos peligrosos que rompan la cadena sostenible, puesto que son las fases de montaje y acabado del mueble las que tienen un mayor impacto ambiental.