Estoy cansada de escuchar a familias que se hacen creer a sí mismas que utilizar los clásicos radiadores para caldear una estancia es totalmente necesario dadas sus circunstancias. A veces se refieren a su capacidad económica, otras a la instalación que tiene su hogar y otras al frío que hace en su vivienda debido a la humedad y otros condicionantes. Hoy estoy aquí para abrir los ojos a más de uno y de una, porque la climatización eficiente existe, y está al alcance de la mano de muchos de nosotros.
Para empezar me gustaría dejar claro que estar en enero o febrero con 8 grados centígrados en la calle es algo bastante normal, lo que no es normal es estar dentro de casa en manga corta y chanclas de playa porque tenemos la calefacción a 25 grados. En invierno, incluso dentro de casa, se ha de llevar ropa, de ahí la existencia de las batas de estar por casa y de los batines, por ejemplo, así que podríamos decir que una buena temperatura es esa en la que no pasamos frío dentro de casa con nuestra ropa de hogar y un buen batín encima, lo que viene a traducirse en mantener una temperatura de entre 18º y 22ºC.
Por otro lado debemos tener en cuenta que ese mito de que las calderas de gas o de biomasa tienen una instalación demasiado cara para la familia media actual no es más que un bulo. Lógicamente instalar de cero una caldera de biomasa o una estufa de pellets tiene un coste que, a priori, puede ser elevado, pero la amortización de ese coste llega en pocos meses ya que la energía que gasta el tradicional radiador es muy superior a la que gasta este tipo de calderas y, por ende, la factura de la luz, a final de mes, deja un margen mucho más que interesante cuando nos pasamos a la biomasa o al gas natural.
El otro día leí en Vimai una noticia sobre el consumo de las calderas de gasoil que me dejó más que sorprendida pues el ahorro energético y por tanto económico, es mucho mayor de lo que yo pensaba.
Ahora bien, si hay un sistema de calefacción del que soy una fan total es del sistema de autoconsumo fotovoltaico. Se trata de un sistema que acumula energía solar mediante placas fotovoltaicas y que contiene una especie de tanque de almacenaje donde se guarda la energía restante, la que no se usa, de modo que puede ser usada otro día en el que el gasto en la casa sea mayor por algún motivo. Eficiencia V, una empresa pionera en este sistema, diseña y calcula la solución más idónea para cada vivienda haciendo los trámites necesarios para legalizar la instalación consiguiendo que el temido “impuesto al sol español” salga rentable.
También he oído hablar muy bien de Efieman, una empresa de Albacete, y aunque no conozco personalmente su trabajo he leído referencias muy buenas en Internet y también tengo conocidos que hablan maravillas de ellos, por si os interesa.
Cómo mantener una buena temperatura
Hay que tener muy claro que por cada grado que subimos la temperatura de calefacción, se incrementa en un 7% el consumo de energía, así que hay que tener muy claro si necesitamos ese grado de más antes de subirlo. Lógicamente, si cuando llegamos a casa vemos que el termostato marca 12 grados, es hora de subir un poco la rueda, pero cuando ya estamos a unos 20 grados debemos tener muy claro si es necesario llegar a los 21 o 22 o si, por el contrario, podemos mantenernos en esos 20 grados centígrados.
Como recomendación para mantener la temperatura os diré que lo mejor es contar con la ayuda de un termostato automático y programable. De este modo podemos mantener la temperatura de casa a unos 15 grados mientras no haya nadie en ella y programar el termostato para que suba la temperatura a 20 o 21 grados poco a poco una hora antes de que lleguemos nosotros del trabajo. De este modo habremos estado ahorrando energía mientras no ha habido nadie en la vivienda, pero ¡Ojo! Que no baje la temperatura de 15 grados o luego costará el doble volver a calentarla.
Por la noche: la temperatura perfecta son los 17-18 grados.
Por el día: la temperatura idónea son los 20 o 21 grados centígrados.