Cada vez más empresas del sector inmobiliario apuestan por la construcción de viviendas sostenibles. No se trata solo de una moda: el mercado exige soluciones más verdes, y los datos lo respaldan. Estas viviendas son más rentables, despiertan el interés de los accionistas y ayudan a construir una imagen de marca comprometida con el medioambiente. Según las encuestas, la mayoría de las personas prefiere vivir e incluso trabajar en espacios con certificación energética. No es extraño, por tanto, que se estime una inversión superior a los 200 billones de euros en edificios sostenibles en la Unión Europea para el año 2030.
Ahorro que se nota en el bolsillo
Además del beneficio ambiental, este tipo de viviendas ofrece una ventaja difícil de ignorar: el ahorro económico. El gasto medio anual en consumo energético puede reducirse hasta en 4.000 euros por hogar. Una cantidad nada despreciable, que puede destinarse a otros fines más personales o urgentes. Al mismo tiempo, estas construcciones contribuyen a reducir de forma considerable la huella contaminante de uno de los sectores más agresivos con el medioambiente: el de la construcción.
Desde 2020, la normativa europea obliga a que toda nueva edificación se construya bajo los estándares de consumo energético casi nulo (nZEB), por lo que el momento actual es clave para abrazar este modelo constructivo. No solo por conciencia ecológica, sino también por cumplimiento legal.
Un ejemplo que combina diseño y eficiencia
La sostenibilidad ha dejado de estar reñida con el confort o el diseño. Prueba de ello es el residencial “El Olivar”, promovido por Fresno Inmobiliaria en Cobeña, a solo 20 minutos de Madrid. Se trata de un conjunto de siete viviendas exclusivas cuatro dúplex y tres bajos con jardín que combinan estética moderna con soluciones energéticas eficientes. Con superficies de 80 m², cada vivienda cuenta con cocina americana de diseño, dos dormitorios, dos baños, vestidor, amplias terrazas y jardines de 30 m². Todo ello equipado con sistemas de aerotermia, ventanas de gran formato con doble orientación, garaje y trastero privado.
Este tipo de promociones son cada vez más habituales en un sector que busca combinar rentabilidad, habitabilidad y respeto ambiental.
Hipotecas verdes: el incentivo financiero
La sostenibilidad también empieza a calar en el ámbito financiero. En los últimos años han surgido las denominadas “hipotecas verdes”, un producto pensado para quienes desean adquirir, construir o rehabilitar una vivienda con criterios energéticos. Ofrecen ventajas atractivas, como tipos de interés más bajos o reducción de comisiones. Sin embargo, en España su implantación sigue siendo baja y solo algunas entidades las contemplan.
Pese a ello, su potencial es enorme. Este tipo de financiación podría jugar un papel clave en la transición hacia un parque inmobiliario más eficiente y consciente, facilitando el acceso a soluciones más respetuosas con el entorno.
Porque si bien el ahorro energético es un aliciente más que suficiente, el impacto ambiental sigue siendo una preocupación creciente. Se calcula que el sector de la construcción podría reducir su nivel de emisiones hasta en un 50 % si se apuesta firmemente por este tipo de edificaciones.
Viviendas eficientes: ¿qué las hace diferentes?
Las viviendas sostenibles no solo consumen menos energía, también incrementan su valor de mercado. En el caso de viviendas rehabilitadas, su tasación puede aumentar hasta un 25 %. Además, su consumo energético se reduce en torno a un 80 %, el consumo de agua en un 40 % y los costes de mantenimiento entre un 7 % y un 8 %.
¿Cómo lo logran? Gracias a una combinación de elementos técnicos y de diseño. Incorporan aislamiento térmico reforzado, ventanas con doble acristalamiento y vidrios de baja emisividad, así como instalaciones eficientes: calefacción, iluminación LED, electrodomésticos de bajo consumo y sistemas domotizados.
Los sistemas de calefacción más utilizados en estas viviendas incluyen calderas de biomasa, bombas de calor aire-agua, calefacción por suelo radiante y calderas de condensación. Todos ellos buscan maximizar el rendimiento energético con el mínimo impacto ambiental.
Energía que nace en casa
Uno de los pilares de estas viviendas es la autosuficiencia energética. Para ello, incorporan sistemas como placas solares fotovoltaicas, generadores eólicos, colectores solares térmicos o bombas de calor geotérmicas. En materia de agua, apuestan por soluciones como grifos con aireadores que limitan el caudal, cisternas de doble descarga, sistemas para reutilizar el agua de la ducha o el lavabo y grifos monomando más eficientes.
Todo está diseñado para optimizar los recursos disponibles sin renunciar a la comodidad. Y no se trata solo de tecnología: también el diseño arquitectónico tiene mucho que aportar.
Arquitectura bioclimática: cuando el diseño también ahorra
La orientación de la vivienda influye directamente en el ahorro energético. En climas fríos, las viviendas se orientan hacia el sur para aprovechar al máximo la luz solar. En zonas cálidas, se recurre a soluciones como el sombreado natural mediante árboles, toldos o lamas, que reducen la necesidad de climatización artificial.
Desde la página web de los expertos de Rizoma, un estudio de Arquitectura Regenerativa, se recogen estos principios como parte de una estrategia integral de diseño pasivo que prioriza el aprovechamiento de los recursos naturales en la edificación.
De ahí que las ventanas de gran tamaño no solo cumplan una función estética: están pensadas para aprovechar mejor la luz natural y favorecer la ventilación ya sea cruzada, natural o mecánica, manteniendo estable la temperatura interior con un menor consumo energético.
El objetivo: reducir la necesidad de calefacción y aire acondicionado al mínimo indispensable.
Materiales con memoria ecológica
Otro aspecto clave en la construcción sostenible es la elección de los materiales. No basta con que sean eficientes en el presente: también deben tener bajo impacto durante todo su ciclo de vida. Se priorizan los materiales reciclables, locales o reutilizados, tanto en viviendas nuevas como en rehabilitaciones. En estas últimas, elementos estructurales como cimentaciones, muros o tabiques pueden mantenerse o adaptarse, reduciendo residuos y consumo de recursos.
La sostenibilidad no es solo una cuestión de consumo, también lo es de planificación y respeto por el entorno.